A una semana del inicio de la invasión rusa a Ucrania, país considerado como el granero de Europa, en la capital del país, Kiev, comenzó a escasear un producto fundamental para la dieta: el pan.
Aunque no es una señal de alarma, la ausencia del producto en tiendas y comercios aparece como un reflejo del desabasto que causa el sitio de la ciudad por tropas rusas que rodean la ciudad desde el viernes pasado.
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"Armas siguen llegando, según informes oficiales, porque no lo he podido ver, ellos dicen que sigue llegando el suministro de armamento, pero lo que sabemos que está llegando es ayuda de primera necesidad, ayuda humanitaria. En la ciudad hay bastante gente que se ha ido, no sabemos cuánta", señaló, Ignacio Ortega, corresponsal de EFE en Kiev en entrevista con Denise Maerker.
El reportero agregó que como parte de la ayuda humanitaria también se reporta la llegada de medicamentos a la ciudad, de la cual se ha reportado la salida de miles de habitantes. Sin embargo, Kiev comienza a quedarse sin pan.
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"En la recepción, hablaba yo con el personal local, comentábamos que no hay pan, es decir, Ucrania siempre es conocida por ser el granero de Europa, es como su alias que siempre recibe, y no es posible encontrar pan", señaló.
Y aunque hay algunas procesadoras que mantienen el abastecimiento a la población, no llega a todos los puntos de la ciudad.
"Vas a las tiendas, 4 o 5 tiendas he ido hoy y en ninguna había pan. Es decir, lógicamente es una ciudad que tiene problemas de abastecimiento, pero no hay pánico en este momento, pero sí se nota que la ciudad se está preparando para el sitio, lógicamente se espera que no ocurra", agregó.
En 2020, Ucrania se ubicó como el quinto mayor exportador de trigo en el mundo y para 2022, las proyecciones eran que contribuyera con cerca del 12 por ciento de las exportaciones globales. Es además uno de los principales proveedores del cereal para países como España, Líbano, Egipto y Turquía.
De hecho, el conflicto entre Rusia, el primer exportador mundial de trigo en 2020, y Ucrania, desató inquietudes sobre posibles daños a la producción de alimentos a nivel global, pues los granos que envían al exterior se usan no sólo para producir pan, sino también como alimentos para ganado; mientras que ambos países son líderes en la producción de fertilizantes agrícolas.