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DERECHOS HUMANOS

¿Te imaginas no tener derechos laborales? Eso les pasa a miles de trabajadoras sexuales

Es necesario reformar las leyes, sus reglamentos y crear políticas públicas para proteger a las trabajadoras sexuales y combatir los distintos tipos de violencia de los que son víctimas, según la abogada Arlene Palestina.

Las trabajadoras sexuales están expuestas a distintos tipos de violencia física, como golpes y lesiones médicas.Créditos: Rocío Martínez/ Grupo Fórmula.
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En México el trabajo sexual no está reconocido como una actividad laboral a nivel federal. Lo que provoca que las trabajadoras sexuales no tengan derechos laborales y estén expuestas a diferentes tipos de violencia física, psicológica y amenazas que van en aumento.

Apenas en diciembre, en el marco del Día Internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales, la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C. advirtió la importancia de reformar la Ley Federal del Trabajo, las leyes estatales, sus reglamentos y crear políticas públicas para proteger y garantizar los derechos de quienes ejercen el trabajo sexual. Lo que también servirá para combatir las agresiones a las que están expuestas.

La organización documentó en el que las trabajadoras sexuales suelen ser víctimas de distintos tipos de violencia física.  Entre los más frecuentes son los siguientes: golpes y empujones provocados por policías en operativos de detención o lesiones intencionales provocadas en revisiones médicas.

Además, están expuestas a distintos tipos de violencia psicológica. Ello, debido a que suelen desacreditarlas si tienen VIH SIDA y las menosprecian al señalar que por ser prostitutas no valen nada.

Las trabajadoras sexuales también se enfrentan al estigma de las instituciones de salud. Créditos: Armando Monroy/Cuartoscuro.

Varias trabajadoras sexuales que son madres han sufrido maltrato por parte del personal del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF). 

Las estigmatizan al señalar que por ser “sexoservidoras” son incapaces de garantizar el cuidado que requieren sus hijas e hijos. También se enfrentan a negligencias médicas, ya que las mandan a laboratorios particulares donde les aplican pruebas rápidas de detección de VIH sin registro sanitario o de dudosa procedencia.

Trabajadoras sexuales suelen ser amenazadas por servidores públicos

Asimismo, reciben amenazas de distintos actores, como policías y servidores públicos, que muchas veces tienen la finalidad de obtener favores sexuales, de no dejarlas laborar, de realizarles exámenes de control sanitario u obligarlas a pagar derecho de piso.

A esto se suman las agresiones cometidas por las parejas sentimentales de las trabajadoras sexuales como fracturas, quemaduras, ahorcamiento, envenenamiento o acuchillamiento, entre otros. 

Actualmente no existe un indicador que permita conocer cuántas trabajadoras sexuales hay a nivel nacional. La falta de datos responde a que no existen políticas públicas suficientes que protejan los derechos quienes ejercen el trabajo sexual.

Tan sólo en la Ciudad de México hay alrededor de 15 mil 200 mujeres que ejercen el trabajo sexual, según datos de la Brigada Callejera Elisa Martínez.

¿Cuáles son los obstáculos para reconocer el trabajo sexual?

Arlen Palestina, representante jurídica de la Brigada Callejera, consideró que el panorama en cuanto al reconocimiento del trabajo sexual es complejo porque el gobierno federal tiene una postura “demasiado conservadora” sobre el tema.

“No ha habido una amplitud por parte del presidente de tomar una postura de apoyo real cuando ha sido muy clara la petición o el pliego petitorio que se ha dado por parte de las diferentes organizaciones de la sociedad civil que representan o que luchan por las trabajadoras sexuales”, señaló en entrevista con Grupo Fórmula.

La abogada dijo que las autoridades gubernamentales y sus asesores creen que el trabajo sexual se tienen que erradicar, igual que la trata de personas. Aunque hay trabajadoras sexuales que ejercen esa actividad por voluntad propia, muchas de ellas eligieron dedicarse a eso porque fue la forma que encontraron para satisfacer sus necesidades.

Así que Palestina aseguró que mientras no se modifique esa postura, las trabajadoras sexuales van a continuar en un “estira y afloja” para ganar derechos. Con la llegada de la pandemia de la COVID-19 el número de trabajadoras sexuales aumentó, según datos de la Brigada Callejera.

Protesta de trabajadoras sexuales para reconocer el trabajo sexual como trabajo no asalariado. Créditos: Andrea Murcia/ Cuartoscuro.

Falta voluntad en las instituciones

Otro problema en el caso de la Ciudad de México es que desde el gobierno capitalino se utiliza un discurso de apertura, pero en la práctica la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo sigue sin reconocer el trabajo sexual como un empleo y continúa sin entregar los tarjetones que reconocen a las mujeres que ejercen esta actividad como trabajadoras no asalariadas.

La Brigada Callejera ganó un amparo en 2013 que obligó a la dependencia capitalina a reconocer el trabajo sexual y a entregar dichos tarjetones. Sin embargo, en 2020 dejó de renovarlos y entregar nuevos a trabajadoras sexuales que no contaban con estos.

“Esto quiere decir que jurídicamente por ejemplo ya se reconoce al menos en la Ciudad de México el trabajo sexual como un trabajo, ya no se puede levantar a una compañera o se puede llevar al juez cívico por ser una falta administrativa, pero en la vida secundaria de las normas donde se tendría que decir la trabajadora sexual tiene derecho a la educación, tiene derecho a utilizar la vía pública como trabajadora no asalariada en un horario tal, con ciertas características sería otra cuestión y no pasa”, detalló.

La abogada detalló que es necesario que se cree un reglamento exclusivo en cada entidad de la República Mexicana en función de las leyes estatales para detallar con “palitos y bolitas” cuáles son las condiciones en las que se puede ejercer el trabajo sexual, así como los derechos que se les deben garantizar porque de lo contrario continuarán desprotegidas ante la violencia que enfrentan cada día.

Las trabajadoras sexuales están expuestas a los abusos de autoridad al no contar con el tarjetón de trabajo no asalariado. Créditos: Enrique Ordoñez/Cuartoscuro.

Uno de los argumentos que el personal de la Secretaría del Trabajo utiliza para no entregar los tarjetones es que en el reglamento interno el trabajo sexual no está en el listado de trabajo no asalariado. Por lo que no tienen la obligación de expedir dicho documento, aunque exista un amparo que lo establezca.

Arlen consideró que el que hayan ganado un amparo para reconocer el trabajo sexual fue un hecho histórico, pero mientras no existan los cambios necesarios a nivel legislativo será un proceso histórico pendiente.

El próximo martes la Brigada Callejera se va a reunir con el secretario del Trabajo, José Luis Rodríguez Díaz de León, y van a asistir trabajadoras sexuales a las que no se les ha entregado el tarjetón.

Esta es la estrategia de la Brigada para que garanticen derechos de las trabajadoras sexuales

La Brigada Callejera ha hecho un trabajo importante en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales desde hace 30 años.

Una de las estrategias que encontró para presionar a las instituciones gubernamentales y privadas que garanticen los derechos humanos de las trabajadoras sexuales como cualquier otro ciudadano es “darle la vuelta a su discurso”.

¿Cómo lo lograron? Además, del amparo promovido, la Brigada Callejera ha exigido que garanticen sus derechos como lo harían con cualquier otra persona.

“Hemos dado la vuelta al discurso de soy trabajadora sexual, bueno no soy trabajadora sexual, pero soy una mujer y entonces la mujer en la Constitución Política de la Ciudad de México es una población prioritaria, entonces el gobierno tiene la capacidad de otorgarle derechos”, detalló la representante jurídica.

¿Qué pasó con la iniciativa para reformar la Ley Federal del Trabajo?

La diputada María Clemente Ortiz presentó una iniciativa para reformar la Ley Federal del Trabajo el 6 de octubre del año pasado con el objetivo de regular el trabajo sexual.

No obstante, trabajadoras sexuales de la Brigada Callejera la rechazaron porque consideraron que es un retroceso en los derechos de las personas que ejercen esta actividad.

Igualmente señalaron que nunca realizó mesas de trabajo con las organizaciones que defienden los derechos de las trabajadoras sexuales y tampoco se reunió con las personas que ejercen esta actividad.

La representante jurídica aseguró que la reforma no sólo estigmatiza y criminaliza a quienes ejercen el trabajo sexual, sino que es discriminatoria para las personas que tienen VIH SIDA.

Las integrantes de la Brigada Callejera protestaron afuera de la Cámara de Diputados por la iniciativa que presentó la legisladora María Clemente. Créditos: Graciela López / Cuartoscuro.

En este sentido, resaltó que según su experiencia una iniciativa construida desde la academia y con la participación de la sociedad civil puede ser exitosa y tener buenos resultados.

“El problema es que ningún político se avienta a enarbolar una lucha que sigue siendo muy controversial para la gran mayoría sumándole que los recursos económicos a nivel internacional están en el tema de trata. Entonces no les conviene hablando de dinero”, expresó.

Arlen Palestina recordó que en 2019 hubo un ejercicio histórico que se realizó en las instalaciones del Congreso de la CDMX porque participaron diferentes organizaciones para armar una iniciativa de ley y el proceso de discusión para afinarla demoró alrededor de un año y medio.

Las organizaciones de la sociedad civil entregaron la iniciativa al diputado Temístocles Villanueva, quien se había comprometido a presentarla en el pleno, pero al final dijo que no la iba a presentar y sólo iba a quedar como comentarios realizados por la ciudadanía.

La asesora señaló que desconoce si se arrepintió por la presión política que recibió del Grupo Parlamentario de Morena. Por lo que la Brigada Callejera decidió abandonar la iniciativa sin dejar de evidenciar lo sucedido.

A pesar de que la reforma no avanzó se demostró que es posible tener resultados positivos para legislar para proteger y garantizar los derechos de las trabajadoras sexuales.