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Migrantes con el MPP: La incertidumbre de sobrevivir sin trabajo ni un futuro claro

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Créditos: Archivo
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En la frontera norte no saben qué esperar. Para los albergues, pero también para quienes brindan asesoría legal a los migrantes, el porvenir es poco menos que incierto a una semana de la reimplementación del Migrant Protection Protocol (MPP) o “Quédate en México”, como se le conoce normalmente al programa para pedir asilo en Estados Unidos, pues genera dudas entre todas las partes. El miércoles pasado se presentaron los primeros dos regresos de migrantes, uno de ellos un nicaragüense, mientras que con corte al fin de semana, sumaban ya más de 60 casos. Por principio de cuentas, el anuncio de la reinstalación del MPP puede causar confusión entre los propios migrantes, de acuerdo con G, una migrante de origen centroamericano que intentó acogerse al programa en su primera etapa, entre 2019 y 2021, pero no pudo completar el trámite. “Pasamos 8 meses para buscar un abogado, nunca pude ni siquiera hacer una solicitud de asilo formal”, refirió en entrevista para Grupo Fórmula. Por su propia seguridad, pidió reservar su identidad y algunos detalles de su historia; sin embargo, compartió que en su labor para apoyar a migrantes en la frontera con Tijuana se ha encontrado casos que lejos de ver en este programa un obstáculo, ven una esperanza, cuando en realidad es todo lo contrario. “Ahorita que dijeron se va a abrir el MPP las personas tienen la idea de que es esto (la frontera) lo que se va a abrir, que estuvieron cruzando bajo MPP, pero no entienden que si ellos intentan cruzar los van a regresar a México”, señala. Apenas la semana pasada recibió un caso de una familia guatemalteca que intentó cruzar la frontera y tras ser detenidos y recibir la documentación para el MPP, se preguntaban cómo se les ayudaría a cruzar. La confusión vino por el programa Conecta, que se aplicó entre febrero y agosto de 2021 tras el inicio del gobierno de Joe Biden al frente de EU. Con él se permitió que quienes habían iniciado el trámite para solicitar asilo mediante el MPP pudieran completar el juicio desde territorio estadounidense y no tener que esperar del lado mexicano. El proceso de su regreso a México tras la detención por las autoridades estadounidenses y recibir el número de registro para el protocolo, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, consiste en enviarlos a la oficina del Instituto Nacional de Migración (INM). Ahí reciben documentación como visitantes, la Forma Migratoria Múltiple (FMM), mientras que de parte del organismo internacional, se les realiza una prueba COVID-19. En caso de ser negativa, se les permite acceder a un albergue para esperar su próxima audiencia con un juez migratorio, y se les entrega información de asistencia legal y de salud que pueden recibir. Soraya Vázquez, subdirectora de la ONG Al Otro Lado, en Tijuana, una organización que ofrece asistencia legal a los migrantes para completar los trámites de su solicitud de asilo, lamenta que no haya suficiente información para entender por completo los nuevos alcances del MPP, el cual en su nueva etapa contempla ya no sólo a los migrantes latinoamericanos con excepción de los mexicanos, si no a cualquier persona del continente americano. Partícipe de las reuniones en que autoridades estadounidenses les consultaron para saber cómo volver al protocolo “más humano”, las organizaciones que atienden migrantes insistieron en que lo único humano que puede tener es no aplicarse. Sin embargo, esa no era opción para el gobierno de EU. “Cuando estuvieron en esta negociación con México, nos preguntaban a las organizaciones cómo podemos hacer un MPP humanitario, uno ligero, nosotros les dijimos no hay manera, es o no es. Entonces las organizaciones decidieron levantarse de la mesa de negociación y no participar en buscar ninguna especie de alivio”, indicó “Decidir que vamos a hacer esa parte de que el gobierno está diciendo que les va a ofrecer apoyo legal es como volvernos cómplices del gobierno. Pero por otro lado, entendemos la necesidad de la gente, entonces estamos también valorando cuál va a ser nuestra respuesta”, comentó. https://twitter.com/EspacioMigrante/status/1466516298750259204

‘Trabajábamos para pagar el abogado’

Cuando G y su familia intentaban obtener asilo en EU, dejaron incompleto el trámite porque prácticamente sólo trabajaban para pagar a su abogado. El costo era de 500 dólares al mes, es decir, unos 10 mil pesos, mismos que tuvieron que sufragar por casi 8 meses durante 2019, hasta que la situación se volvió insostenible. “Lo que más nos orilló a desistir también fue que mi mamá empezó con problemas de salud de su vista. Estábamos trabajando pero no teníamos ningún apoyo en salud. Teníamos que operarla de emergencia, fue la desesperación porque dijimos: estamos perdiendo tanto dinero en un abogado donde al final ni vamos a cruzar los 4 o nos van a deportar. Entonces decidimos guardar ese dinero del abogado e invertirlo en la cirugía de mi mamá y ella pudo recuperar su vista”, contó. La falta de acceso a un servicio de salud ocurrió porque los migrantes, al ser enviados a México, solamente reciben la FMM similar a la que se entrega a cualquier turista, la cual no funciona como una identificación y por ende, tampoco para solicitar algún trabajo formal con prestaciones como seguridad social. Entonces las opciones se cierran sólo a la informalidad, misma situación que vive más de la mitad de los trabajadores del país. Expertas consideran que la principal urgencia en este sentido es permitir que quienes ingresan al país tras ser expulsados de EU por el MPP obtengan al menos una visa temporal de trabajo. “Lo básico es darle una residencia temporal, puede ser con derecho a trabajar de menos para conseguir ingresos y no estar dependiendo de un albergue u obligatoriamente tener que hacer trabajos informales”, señaló Marie-Laure Coubès, académica del Colegio de la Frontera Norte (Colef) especializada en migración. Paulina Olvera, directora de Espacio Migrante en Tijuana, recordó que dar trabajo a las personas migrantes era una de las promesas del gobierno mexicano, misma que no se ha cumplido. La semana pasada, el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) informó que disponía de 80 mil vacantes en las que podría acomodarse la población migrante. Pero entre los requisitos se encuentra tener una CURP, es decir, una residencia al menos temporal en el país, cosa a la que la mayoría de los migrantes no tiene acceso.

Un tiempo impreciso

El tema de los albergues no es menor. Quedarse en ellos no es una opción a largo plazo, y menos para un proceso que en su primera etapa no tenía claridad de su duración. Para esta segunda, el gobierno de EU se comprometió a que dará respuesta a los solicitantes de asilo en un máximo de 6 meses. Pero en el pasado no era así. G y su familia ya llevaban 8 meses antes de suspender su proceso para solicitar asilo. Pero hay casos que reciben atención más rápida, de unos 4 meses, mientras que otros pueden demorar aun más. Esta incertidumbre respecto del juicio migratorio complica de igual modo la inserción social de las personas migrantes. “El problema con esto es que la persona está sometida al calendario de la institución de EU, no puede asegurar. Quizás se va a quedar 6 meses, muy probable, pero no lo puede asegurar y eso también es un problema. Si fuera seguro, eso también facilita la inserción social”, explicó la académica del Colef. Sin embargo, activistas aún dudan que se vaya a cumplir el plazo de 6 meses, sobre todo por la gran saturación de trabajo que tienen los jueces migratorios. Tan sólo en 2018, con las políticas migratorias de Donald Trump, este rezago alcanzaba los 3 millones de casos, según información del Washington Post. “Plantean eso porque están pensando como hacer estos procesos con criterios de economía procesal y habilitar a ciertos funcionarios para que puedan hacer una preselección, puras cosas que son inconstitucionales”, advirtió la abogada Soraya Vázquez en entrevista con Grupo Fórmula. [caption id="attachment_1441445" align="alignnone" width="383"] México es una trampa mortal para los migrantes. Reuters[/caption]

Albergues saturados

Espacio Migrante es una de las más de 30 organizaciones que se dedican a la atención de personas migrantes en Tijuana, la localidad que mayor número de espacios tiene pero también la que presenta mayor flujo de personas. En un reporte del Colef de 2020, previo a la pandemia de COVID-19, Tijuana aparecía como la ciudad fronteriza con más albergues con 31, con una capacidad acumulada de 5 mil 101 personas, seguida de Ciudad Juárez con 1 mil 584 puestos. A pesar de esa capacidad, la demanda es muy superior. Paulina Olvera refiere que la mayor parte de los albergues están saturados o sobrepasados ante la gran presencia de migrantes, fenómeno que si bien no es nuevo, sí ha presentado oleadas importantes en los últimos meses. De ahí que, abunda Olvera, la mayoría de los migrantes se encuentren viviendo en espacios rentados que pagan con salarios de trabajos informales. Soraya Vázquez abunda que además, los albergues están diseñados como espacios temporales, para algunas semanas a lo más. Y aunque las políticas de esos alojamientos ha cambiado de modo que permite que los migrantes permanezcan por algunos meses para que completen el trámite del MPP, no todos pueden con ello. “Nadie puede emocionalmente estable sobrevivir en un albergue mucho tiempo porque son condiciones que donde vives en comunidad, sin privacidad, quizás con desconfianza, con muchas carencias porque no tienen la infraestructura ni el apoyo, sin garantía de la alimentación, que no padezcan frío, eso no se garantiza, siempre piensan en un albergue como un galerón donde van a poner las personas”, comentó. Para G, el albergue puede convertirse en una forma de presión emocional. Al margen de las carencias económicas o materiales que se pueden tener, e incluso dejando de lado la privacidad, a ella la apremiaba algo más: la incertidumbre. No sólo por el trámite, también porque si bien hay personas en la misma circunstancia y pueden ser empáticas, esa comparación se puede volver en presión. “Lo que más te desespera es que estás con personas en la misma situación que tú. No hay estabilidad porque estás viendo que otros cruzan y tú te estás quedando”, sostuvo. "MPP es lo peor que me pudo haber pasado, porque te hace sentir tan insegura, tanto miedo, tanta incertidumbre, te confunde un montón".