Quintana Roo

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(FOTOS) El Gigante de Solferino: el árbol milenario y místico que custodia el norte de Quintana Roo

Este árbol del tipo ceiba, es un testimonio de las leyendas que perduran a través de los siglos.

“El Árbol de los Deseos”.Joya viva en medio de la selva quintanarroenseCréditos: Rocío Martínez
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A tan solo 15 minutos por carretera del puerto de Chiquilá, donde se toma el ferry hacia la isla de Holbox, se encuentra Solferino, una pequeña comunidad del municipio de Lázaro Cárdenas, en el norte de Quintana Roo, este tranquilo poblado guarda uno de los secretos naturales más impresionantes de la región, un árbol monumental que ha sido testigo del paso del tiempo por más de siete siglos y que se ha convertido en un símbolo espiritual y turístico para visitantes de todo el mundo.

Se trata de una ceiba, conocida en lengua maya como Yaax-ché, que según los habitantes locales tiene una antigüedad estimada de más de 750 años, aunque algunos aseguran que podría superar el milenio, a falta de estudios oficiales que confirmen su edad exacta, lo cierto es que su imponente presencia no pasa desapercibida.

El tronco de este árbol monumental tiene un diámetro aproximado de 10 metros y su altura supera los 38 metros, lo que le ha valido el sobrenombre de “El Gigante de Solferino”.

Árbol de Solferino
Créditos: Vero Nik Hdz

Este árbol sagrado, también llamado “El Árbol de los Deseos”, no solo destaca por su tamaño, sino por el misticismo que lo rodea, ya que según la cosmovisión maya, la ceiba representa el árbol de la vida, un eje que conecta el inframundo, el mundo de los humanos y el cielo.

Árbol de Solferino
Créditos: Mario Alberto Hernandez Reynoso

De ahí que muchos visitantes se acerquen a abrazarlo con respeto, buscando sanar el espíritu, conectarse con la naturaleza o pedir deseos, en un acto simbólico que mezcla lo espiritual con lo ancestral.

¿Dónde ver y disfrutar este magnífico símbolo vivo de la herencia maya?

El árbol se encuentra dentro de un predio de acceso controlado, aunque desde la calle se puede ver uno de los dos árboles Pich que lo acompañan, para observar de cerca al Yaax-ché es necesario ingresar al terreno, la entrada tiene un costo simbólico, 50 pesos para turistas y 30 pesos para locales, en ocasiones, la tarifa se sustituye por un donativo voluntario que ayuda a mantener el sitio en condiciones adecuadas para su conservación y disfrute.

Árbol de Solferino
Créditos: Vero Nik Hdz

A su alrededor, el árbol está custodiado por un colorido orquidiario que alberga más de 35 especies diferentes de orquídeas, muchas de las cuales han sido cultivadas durante años en viveros comunitarios, entre las especies presentes se encuentran ejemplares de Lophiaris Andrewsiae, Epidendrum, Brasabola Nodosa y la fragante Dama de Noche, las cuales también están disponibles para la venta al público.

Cultivo de orquídeas
Créditos: El Orquideario, Solferino

El Gigante de Solferino forma parte de una ruta ecoturística que cruza áreas de alta riqueza ambiental como la reserva de Yum Balam, un Área de Protección de Flora y Fauna clave para el equilibrio ecológico de la zona norte de Quintana Roo, gracias a este creciente interés por el ecoturismo y el turismo con identidad, algunas empresas de transporte y touroperadores han comenzado a incluir paradas en Solferino, permitiendo a los viajeros descubrir este rincón lleno de historia, cultura y biodiversidad.

Acceso principal Solferino
Créditos: Dreamondx - Trabajo propio CC BY 3.0

Además de su valor ecológico, este árbol es un símbolo vivo de la herencia maya, según las leyendas, árboles tan antiguos como este pueden estar habitados por seres míticos como la X’tabay, un espíritu femenino de la selva que protege a las mujeres y castiga a los hombres malintencionados, reforzando la dimensión mística del lugar.

Árbol de Solferino
Créditos: Solferino Pueblo Mágico

El Gigante de Solferino no es solo un atractivo turístico, es un testimonio de la relación sagrada entre los pueblos originarios y la naturaleza, una joya viva en medio de la selva quintanarroense que invita a detenerse, respirar y reconectar con lo esencial, quienes se dirigen a Holbox tienen en Solferino una parada imperdible, donde el tiempo parece detenerse bajo la sombra de una ceiba milenaria.