Bacalar, pueblo mágico del sur de Quintana Roo, conocida mundialmente por su famosa Laguna de los Siete Colores, alberga una biodiversidad única, uno de sus habitantes más importantes, aunque poco conocido, es el caracol chivita (Pomacea flagellata), un molusco endémico que juega un papel fundamental en la salud del ecosistema acuático de esta emblemática laguna.
El caracol chivita es mucho más que un molusco con una vistosa concha, adornada con bandas de color marrón oscuro y beige que lo camuflan perfectamente en el fondo de la laguna, esta especie alcanza hasta 7 centímetros de largo y destaca por su función como "limpiador natural", se alimenta de restos orgánicos y algas, ayudando a mantener el equilibrio ecológico del cuerpo de agua, además, es un eslabón vital dentro de la cadena alimenticia de Bacalar.
Créditos: ECOSUR
Sin embargo, este habitante esencial del ecosistema se encuentra en grave peligro, ya que en las últimas décadas, su población ha disminuido drásticamente debido a diversas amenazas, principalmente provocadas por la acción humana, la extracción excesiva para consumo local y la venta de sus conchas como recuerdo turístico han afectado seriamente su reproducción natural.
Créditos: Javier Ortiz/SIPSE
De acuerdo con el Dr. Alberto Navarrete, investigador del Departamento de Sistemática y Ecología Acuática del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), si no se toman medidas inmediatas, el caracol chivita podría desaparecer por completo de la Laguna de Bacalar en menos de ocho años, la desaparición de esta especie no solo representaría una pérdida de biodiversidad, sino también un daño irreversible para el equilibrio ecológico de uno de los ecosistemas más representativos del sureste mexicano.
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Preservación y maravilla de Laguna de Bacalar
Uno de los aspectos más fascinantes del caracol chivita es su proceso de reproducción, de agosto a octubre, la hembra pone sus huevos fuera del agua, en estructuras como pilares de madera o piedra en los muelles de la laguna, en condiciones naturales, una sola hembra puede depositar hasta 500 huevecillos que eclosionan tras un breve desarrollo.
Créditos: Javier Ortiz/SIPSE
Ante este panorama, pobladores locales y asociaciones ambientales han comenzado a actuar, algunas comunidades han impulsado iniciativas para la reproducción del caracol en granjas, una alternativa sustentable que busca recuperar su población sin seguir afectando el entorno natural, también se promueven campañas de sensibilización entre residentes y turistas para proteger los hábitats reproductivos y respetar las temporadas de reproducción.
Créditos: Javier Ortiz/SIPSE
Preservar al caracol chivita no es solo salvar una especie, sino proteger la riqueza ecológica de Bacalar y asegurar que las futuras generaciones puedan seguir maravillándose con los tonos cambiantes de la Laguna de los Siete Colores. cuidarlo es, en esencia, cuidar el corazón natural del destino.