Opinión

OPINIÓN

Un experimento que nació fracasado

No es tiempo de experimentos, al cuadro que inició contra Uruguay lo mandaron a la guerra, muchos jóvenes sin experiencia.

Créditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

La noche del 18 de junio de 2016 es una que no se olvidará nunca en el fútbol mexicano, han pasado ocho años desde la goleada de Chile sobre la Selección Mexicana siete a cero en la Copa América de aquel año, un resultado que sacudió el proceso de Juan Carlos Osorio, pero que no tuvo repercusiones reales en cuanto a un cambio de proyecto, la mayoría de los titulares de aquella fatídica tarde en Santa Clara, California, continuaron hasta el Mundial de 2018, donde se hizo un papel mediano, sin sorpresas. De pronto, en el fútbol mexicano se olvidan estos tremendo tropiezos, se intenta maquillar la memoria con triunfos en partidos ‘moleros’ o en Copa Oro; desde la administración de nuestro balompié se intenta tapar estos resultados con discursos sobre reestructuraciones y recambios que en realidad tardan mucho en llegar, de aquella alineación en Levis’s Stadium, fue en últimas convocatorias que se dejaron de llamar a los últimos jugadores de entonces, aunque ya pasaron 4 técnicos por el banquillo, fue hasta este último encargado de la Selección que se decidió por hacer el cambio generacional del que tanto se habló.

Aunque ha pasado tanto tiempo, a pesar de los intentos por tratar de borrar ese partido de la memoria del aficionado, cada vez que la Selección Nacional se encamina a una goleada en contra, el fantasma de siete a cero aparece para recordarnos que las cosas no han cambiado de fondo. La noche del miércoles, el equipo dirigido, en la cancha, por Jaime Lozano tuvo una oportunidad única para mostrarse en su máximo potencial; enfrentó, por fin, a una selección en el top mundial con jugadores que participan en ligas de élite y con un director técnico único, al que, desde la Federación Mexicana de Fútbol se le negaron las riendas del propio equipo mexicano. Pero la oportunidad fue desperdiciada de manera monumental, en lugar de salir con todo su arsenal, los titulares con los que se pretende jugar la Copa América, el equipo mexicano saltó a la cancha con un experimento en el que se exhibió a jóvenes jugadores que no tienen ni la culpa, pero que al final tampoco tienen la experiencia suficiente para sostener un partido contra un rival de semejante peso.

En las propias palabras de Marcelo Bielsa: ‘Un equipo que está preparándose, debería haber tomado el partido de hoy con su máximo poderío, sabiendo que tiene que jugar con Brasil; la explicación está muy clara’.  En el mismo marco de la preparación para Copa América, contra Bolivia se jugó con la sub-23 que ahora está atendiendo su compromiso en el Torneo Esperanzas de Toulon, algo que el entorno boliviano no tomó como buen gesto, se sintió menospreciado; da la impresión que también se tomó muy a la ligera el enfrentamiento contra Uruguay de este pasado miércoles, y Bielsa, que no se guarda nada, evidenció la mala decisión del cuerpo técnico mexicano para enfrentar a un rival de la jerarquía de los uruguayos.

Al medio tiempo, México ya se encontraba tres a cero abajo en el marcador y justo en el inicio de la segunda mitad, Uruguay anotó el cuarto gol; pudieron ser más, tal vez con el tiempo sabremos lo que dijo en la cancha, como en aquel 16 de junio contra Chile, que, según elementos de esa selección, algunos jugadores les pidieron detener la masacre, después del 7-0 ya era demasiado tarde. Uruguay bajó las revoluciones antes de que desde el banquillo mexicano se pudiera reaccionar; el seleccionador nacional parecía impávido ante la goleada que se estaba gestando, no parecía tener pode de reacción y fue hasta avanzado el segundo tiempo que se hicieron los cambios necesarios para contrarrestar con la avalancha uruguaya.

No es tiempo de experimentos, al cuadro que inició contra Uruguay lo mandaron a la guerra, muchos jóvenes sin experiencia; estos partidos se deben jugar con el cuadro titular que, se supone, va a jugar la Copa América. El resultado es un duro golpe para Jaime Lozano, pero también para los federativos que son los que apoyan este proyecto y que abrieron el paraguas antes de la tormenta diciendo que no importaban los resultados de los amistosos ni de la Copa América, que lo importante es el Mundial 2026. Pero con ese tipo de exhibiciones, solo siguen aumentando las dudas de cara a la Copa del Mundo.