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La de ayer, reunión sin sustancia para que ambos se lucieran ante sus bases

Ayer, no fue Biden el que recibió a AMLO en la puerta de la Casa Blanca, no hubo ceremonia de llegada y tampoco cañonazos. La manera en que fue recibido fue muy diferente a cuando en la puerta de la mansión presidencial lo recibió Donald Trump.

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Los discursos que los presidentes de México y Estados Unidos pronunciaron ayer ante las cámaras desde la Oficina Oval de la Casa Blanca fueron protocolarios y cada uno manifestó su respeto y admiración hacia el otro, como suele suceder cada vez que se reúnen los jefes de Estado de dos países. También los escuchamos asegurar que ambos países son muy buenos amigos y que la relación entre ambos es estupenda, fuerte y productiva, a pesar de “los titulares exagerados que a veces vemos”, como dijo Joe Biden.

Antes de que se reunieran, me llamó la atención que a Andrés Manuel López Obrador no se le recibiera con los honores propios de “visita oficial” de un jefe de Estado, que es la segunda categoría más alta después de una “visita de Estado”.

De acuerdo con el protocolo, se le debería haber ofrecido alojamiento en Blair House, la residencia para los invitados del presidente de EEUU, una ceremonia de llegada y salida con todos los honores en los terrenos del sur de la Casa Blanca, una salva de 19 a 21 cañonazos y una cena oficial en la Casa Blanca.

Ayer, no fue Biden el que recibió a AMLO en la puerta de la Casa Blanca, no hubo ceremonia de llegada y tampoco cañonazos. La manera en que fue recibido fue muy diferente a cuando en la puerta de la mansión presidencial lo recibió Donald Trump el 8 de julio de 2020, en un evento en donde hubo guardias de honor, pero no cañonazos. 

También me llamaron la atención las dos veces en que Biden contradijo lo que antes había dicho Andrés Manuel en su discurso.

La primera fue cuando el estadounidense dijo: “China no solo no va a ser la fábrica del mundo. Está usted en la fábrica del mundo: Estados Unidos. Producimos más productos agrícolas que cualquier cosa cercana a lo que hacen”.

Así le respondió al mexicano que minutos antes había afirmado que “En las últimas tres décadas se aceptó de manera cómoda que China sería la fábrica del mundo…”.

La segunda fue cuando Biden dijo que en EEUU “Tenemos liberales, moderados, conservadores y conservadores extremos.  Estoy esperando que el Partido Republicano vuelva a las posiciones conservadoras tradicionales. Tenemos que empezar a hablar con ellos, entre nosotros, en este país, con respeto”.

Así le respondió a AMLO quien antes, creyendo que estaba hablando en una de sus conferencias matutinas y olvidando su compromiso de no interferir en los asuntos internos de otros países, dijo: “Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa atrevido de desarrollo y bienestar no será posible resolver los problemas ni conseguir el apoyo del pueblo. Frente a la crisis la salida no está en el conservadurismo sino en la transformación”.

Biden está muy bien informado de cómo insulta el presidente mexicano a sus adversarios y tal vez por eso subrayó que en su país deben “empezar a hablar con respeto” los diferentes actores políticos, incluidos los conservadores. AMLO menospreció en la Oficina Oval a los adversarios de su anfitrión, algo imperdonable y de mal gusto.

La de ayer fue una reunión sin mucha sustancia en donde lo que buscaron ambos presidentes fue lucirse ante sus respectivos seguidores. En eso probablemente tuvieron algún éxito y el tiempo se encargará de demostrárnoslo.

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