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El último bastión

Las corcholatas morenistas del grupo Texcoco, Delfina Gómez, Higinio Martínez y Horacio Duarte aprovecharon el inicio de la campaña presidencial en Toluca para mostrarse, pero quien ahí tiene la última palabra es AMLO.

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“Mucho ayuda el que no estorba”: 

Emilzan

A nadie cabe duda que el PRI se está jugando la vida en la elección del Estado de México. Ahí tiene su último bastión uno de los grupos más prominentes del priismo: el grupo Atlacomulco. Aún más complicado, porque los partidos que integran el llamado grupo aliancista impulsan varias candidaturas. 

No hay consenso porque además de la disputa partidista, se encuentra el tema de género. Habiendo dos gubernaturas en juego el próximo año, Estado de México y Coahuila, hay una cuota de género que los partidos deben cumplir.

Alejandra del Moral y Carolina Monroy han expresado su deseo de contender por la candidatura, en tanto, Ernesto Nemer acaba de separarse de su posición en el gobierno de Alfredo del Mazo, para entrar al juego sucesorio. De estos tres nombres puede salir la candidatura del PRI.

Por su parte, la estructura del PAN mexiquense no se pone de acuerdo respecto a quién debe apoyar. Un contingente del panismo e incluso del priismo mexiquense impulsa la candidatura de Enrique Vargas, coordinador panista en el Congreso Mexiquense. Sin embargo, una fracción importante de panistas, incluidos diputados locales, federales y presidentes municipales, quieren apoyar al representante del PRI, ya sea Monroy, Del Moral o Nemer. No les convence Vargas. 

La elección aliancista tiene, por lo menos, tres problemas de fondo:

  1. Se ve complicado que el núcleo central del priismo mexiquense acepte a un panista como su abanderado, aunque tenga antecedentes tricolores.
  2. Que las mujeres mexiquenses están convencidas de que ya es tiempo de una candidata para la entidad mexiquense, y 
  3. El más peliagudo es que el gobernador Alfredo del Mazo ha confesado a su círculo cercano que no va a “meter las manos en la elección”.

Es un hecho reconocido por el liderazgo aliancista que, sin un candidato o candidata de unidad, será una elección muy compleja. 

Las corcholatas morenistas del grupo Texcoco, Delfina Gómez, Higinio Martínez y Horacio Duarte aprovecharon el inicio de la campaña presidencial en Toluca para mostrarse, pero quien ahí tiene la última palabra es el presidente López Obrador.

En tierras mexiquenses soplan los vientos de Hidalgo y Oaxaca. Hay un cierto hastío ante un priismo acomodado en una entidad desvencijada por el crimen, la violencia, el desorden y la falta de oportunidades. 

Un Estado rebosante de posibles votantes que han perdido la fe en el salario rosa y que olvidaron en el camino que, en tiempos pasados, a la entidad mexiquense se le consideraba la “joya de la corona”. Ahora parece un cactus espinoso sin manera de asirse, sin futuro posible.

Todos quienes en algún momento pertenecían al PRD se encuentran ahora en Morena o Movimiento Ciudadano. El PRD, en la pírrica alianza, es el rival más débil, parece un muerto viviente. Usurero del pasado, remedo de una aspiración social. Es una carga más que una ayuda, y en la disputa por la candidatura, es mirón de palo.

Así que, sin acuerdos a la vista, y a la vuelta de la esquina, la disputa mexiquense se antoja bizarra, y se muestra como un laboratorio de lo que podría suceder en el 2024. En el Estado de México, por lo pronto, sí hay tiro.

De la libreta

  • A Ricardo Monreal lo mandaron al panteón, mientras que la gozadera morenista hacía fiesta alrededor de sus más visibles corcholatas en Toluca. Un dato: en las fotos que acompañaron el comunicado de Morena en torno al mitin toluqueño, sólo aparecieron Sheinbaum y Adán Augusto. Ni una sola para Ebrard.
  • Carolina Monroy del Mazo dice que está puesta para competir por la candidatura mexiquense. Sin embargo, primero debe convencer a sus correligionarios y después al panismo.
  • Por lo pronto, Marcelo Ebrard ya tiene montada su casa de campaña en donde lo asisten Eduardo del Río, ex vocero de José Antonio Meade, Oscar Argüelles Dorantes, y Enrique Márquez, entre otros.
  • Indispensable a estas alturas el esclarecimiento del asesinato de los sacerdotes jesuitas, Javier Campos y Joaquín Mora. Puede ser un punto de inflexión.

@HectorHerreraAR