El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está entre dos espadas, sin una pare de por medio: la de la extinción o la de la irrelevancia.
La situación en la que se encuentra, agravada por las malas decisiones de su dirigente, Alejandro 'Alito' Moreno, colocan al instituto político en un callejón que se antoja difícil de superar. Y el tiempo se le agota.
La crisis del tricolor no es nueva: después de recuperar el poder en 2012, tras la decepción de los gobiernos panistas, el tricolor era fuerte. Tenía todo para ser la principal fuerza política del país durante varios sexenios. Contaba con la Presidencia de la República, la mayoría en el Congreso y la mayoría de las gubernaturas del país.
Pero llegaron los excesos: el nuevo PRI resultó igual o peor que el antiguo PRI. La majadera corrupción de gobernadores como Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte, así como el pésimo manejo de crisis como la de Ayotzinapa y la Casa Blanca de Angélica Rivera, fueron clavos que comenzaron a sellar el ataúd del partido.
'Alito' no es el responsable de la crisis del PRI, pero quizá sí sea su sepulturero,
Tras su debacle en 2018, devorado por la ola guinda, que no deja de crecer, el tricolor buscó su enésima renovación. La llegada de 'Alito', quien pidió licencia como gobernador de Campeche, era vista como un puente de diálogo con el nuevo presidente. AMLO y AMLITO, decían.
Ahora 'Alito' tiene un pie en los juzgados... y arrastra al partido consigo mismo.
En el Cónclave tricolor realizado ayer, la plana mayor del partido, con la presencia de varios importantes ex dirigentes, como Manlio y Beatriz Paredes, pusieron sobre la mesa la necesidad de cambiar de presidente del partido.
'Alito' se aferró... pero ¿a qué costo?
Si el PRI cambia de dirigente sería ceder ante Morena y AMLO; si el PRI no cambia de dirigente sería condenarse a volverse un satélite más del PAN.
Otro PRD.
Los audios de Layda
En otros temas, lo de Layda Sansores podrá ser muy divertido y todo... pero es ilegal. Ayer la mandataria do a conocer un nuevo audio del dirigente tricolor, en el que 'salpica' en una trama de corrupción a un diputado federal. Un escándalo, sí.
Pero una funcionaria de su nivel, es decir, gobernadora, no debería de estar filtrando audios obtenidos mediante espionaje ilegal, ni estar lanzando amenazas extrajudiciales a su predecesor.
Es cierto que 'Alito' tiene muchas irregularidades en su andar, las cuales deben ser investigadas, pero no con el desaseo judicial y político que predomina actualmente.