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La final y sus bemoles

La final de liga del campeonato de futbol mexicano, como en varios lapsos del torneo, llamó al protagonismo a los actores del juego que menos reflectores deberían tener.

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El último partido del torneo mexicano se cumplió; la final en sus dos encuentros se jugó con un buen futbol por parte de los dos locales cada uno en su turno. A la instancia definitiva para descubrir al campeón llegaron dos equipos que hicieron una fase regular sobresaliente. Esta vez hubo cierta justicia para el futbol cuando los finalistas fueron dos que se mantuvieron en la parte alta de la tabla cediendo muy poco y casi llegando a marcas históricas de puntos; Pachuca se quedó a un punto de igualar su mejor torneo y Atlas repitió la clasificación a cuartos de final directamente sin tener que pasar por repechaje. En cada partido de la serie que define al campeón el equipo que jugó de local hizo lo posible por ganar y entregarse a su público. Los dos lo lograron, uno de mejor manera que a la postre se coronó, que el equipo Rojinegro no permitiera gol contra su portería en el Estadio Jalisco fue determinante para alzar el trofeo en el Hidalgo. Pachuca no mostró su mejor versión de visitante y no descifró el candado que puso Atlas sobre su portería.

Para la vuelta el obligado fue Pachuca y tomo muy en serio su responsabilidad como tal; los primeros treinta minutos de el partido de vuelta, el equipo Tuzo fue un vendaval que llegaba con peligro cada vez que se acercó a la meta rival; tanto que no pasaron diez minutos de iniciado el juego para que llegara el primer gol por medio de na gran jugada individual y que al minuto siete levantó a la grada tuza para que no dejaran de apoyar su equipo para que buscara la anotación que les diera el empate en el marcador global para llegar al alargue; la sinergia que se presentó entre la tribuna y el cuadro en la cancha se sintió y permitió que la moral en el estadio se elevara de tal manera que Pachuca no cesó en ir al frente cada vez que tenía posesión del balón. El conjunto de Hidalgo no se inventó nada, llegaron hasta la instancia final jugando un futbol vistoso con muchas variantes, pero que no pudieron desplegar en la ida para anotar un gol que hiciera menor la ventaja del rival. Pachuca tenía en la mente llegar, como mínimo, al alargue a tiempos extra en el partido de vuelta, pero distintas situaciones ajenas a la específica práctica del futbol distrajeron al equipo y no se logró la remontada que se esperaba en las gradas.

La final de liga del campeonato de futbol mexicano, como en varios lapsos del torneo, llamó al protagonismo a los actores del juego que menos reflectores deberían tener. El cuerpo arbitral empezó el partido fuera de concentración porque sus aparatos de intercomunicación tenían una falla técnica, que en el primer tiempo se tardó en resolver más de 6 minutos y para la segunda mitad aun no se resolvió en el descanso y provocó que el medio tiempo durara más de lo habitual. Pero ese no fue la única manera en que se hizo notar el colegiado; tres decisiones importantes que influyeron en el rumbo del partido fueron tomadas de manera equivocada. Por lo menos dos expulsiones, una de cada bando, fueron perdonadas; cuando en el torneo regular las entradas con la plancha del pie pegando por arriba del zapato rival fueron sancionadas con tarjeta roja, en la liguilla el rasero bajó para juzgar el mismo tipo de faltas con cartón preventivo, aún así se perdonó el castigo; la marcación que más desconcertó fue la un fuera de lugar señalado tras acudir al VAR en donde lo que se estaba revisando era la falta en el área, parece increíble que por una jugada personal, en la que hay un regate y el conductor del balón nunca pierde la esférica, se marque posición adelantada cuando nunca hubo intención de pase. 

Los once elegidos por Cocca y sus sustitutos durante los 180 minutos hicieron lo que tenían que hacer en la cancha; Atlas anotó los goles necesarios y se defendió de gran forma, un sello que adquirió con la llegada del timonel argentino y que mantuvo hasta el último minuto de la final. Para llegar a ser campeón en liguilla recibió menos goles de los que anotó; siete veces fue vulnerada su menta desde los cuartos de final, 4 de esos 7 cortesía de Tigres, pero consiguió once tantos en el resumen final, tres por la vía penal. De este campeón se rescatan muchos elementos; desde la portería con cerrojo de Vargas, hasta la efectividad del dúo en la delantera, además hay jugadores que soportaron el cuerpo haciéndose importantes en la fase final; Rocha, Reyes, Márquez, la experimentada defensa, Atlas tiene un conjunto que se ha hecho fuerte con base en el trabajo con resultados, en todas sus líneas hay equilibrio y entrega. 

Fueron dos partidos de final que cumplieron con las expectativas, cuando tocó defender el feudo local lograron su objetivo; Pachuca se quedó corto, pero hizo un torneo más que resaltable, en el primer semestre de Almada se llegó a una final, si se mantiene una base coherente de jugadores, es un equipo que se tiene que considerar desde el inicio del siguiente torneo; Atlas defenderá un bicampeonato y si repite algo de los logrado en este año, tendrá una gran oportunidad el siguiente semestre.