¿Alguna vez te has puesto a pensar en que los muebles de tu casa o la madera que se usó para construirla provienen de la tala ilegal? Cada día se talan alrededor de 400 árboles del Bosque de Agua que terminan en madererías que los transforman para la industria de la construcción o se van a mueblerías.
La tala ilegal en el Bosque de Agua, ubicado entre la Ciudad de México, Morelos y el Estado de México, se ha convertido en un negocio “jugoso” para el crimen organizado.
El Bosque de Agua, como fue bautizado, es una de las zonas boscosas más importantes del país, ya que cuenta con una gran diversidad de flora y fauna. Se extiende desde el Tepozteco, pasa por la Sierra del Chichinauhtzin, las Lagunas de Zempoala y llega hasta el Ajusco, Desierto de los Leones y la Sierra de las Cruces.
El tipo de árboles que predomina en esta zona es el pino, aunque también es posible encontrar oyamel y ocote. Al viajar desde la Ciudad de México por la carretera federal México-Cuernavaca y viceversa se puede ver la zona boscosa afectada, la cual inicia a la altura de San Miguel Topilejo.
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Para identificar las áreas que ya fueron taladas basta con ver el color y la tonalidad que tienen según un recorrido que Grupo Fórmula realizó en la zona.
Las áreas cafés corresponden a aquellas donde acabaron con los árboles e incluso arrasaron con la maleza; en las verde claro no hay ni un tronco, pero queda hierba o son zonas reforestadas y las que tienen el mismo color pero un tono oscuro corresponden a lugares que aún no han sido devastados por la tala ilegal.
Aunque la tala clandestina afecta principalmente a las localidades de San Juan Atzingo, San Miguel Topilejo y Santa Cruz Ayotuxco, pobladores de la última dijeron que si los taladores continúan devastando el Bosque de Agua las afectaciones se extenderán a la capital y los habitantes de la Ciudad de México se quedarán sin agua en un lapso de 50 años.
Pobladores de Atzingo y Topilejo advierten que la tala ilegal los está dejando sin agua
Un grupo de pobladores indígenas de San Juan Atzingo, en el Edomex, relataron que el problema de la tala ilegal tiene más de 30 años; sin embargo, desde 2022 se ha intensificado y los está dejando a cuenta gotas.
“Ya no hay agua, nos la surten cada 15 días, cada 8 días. Hay personas que tienen que tener sus bidones para guardarla. Hay personas que ya no tienen drenaje, tienen que hacer una fosa séptica porque los desechos humanos ya no hay para hacer la descarga. ¿De dónde agarramos agua? Si no tenemos ni para tomar. Ese es nuestro problema”, detalló “Raúl”, uno de los habitantes de la localidad.
“Raúl”, a quien le cambiamos el nombre a petición suya por seguridad, lleva toda su vida en San Juan Atzingo, igual que la mayoría de los habitantes, y cada generación se ha dedicado a cuidar los bosques. Lo que más les preocupa es que sus descendientes se queden sin agua y crezcan en una sociedad en la que por dinero hace lo que sea, como talar árboles.
“Están matando árboles de más de 300 años de vida. En dado caso que pudiéramos reforestar cinco o seis millones de árboles, para que nos generen agua tenemos que esperar que tengan cuando menos 15 años de vida, para que puedan empezar a hacer su función de absorber el agua, el mismo árbol después de 15 años empieza a soltar gota por gota, por eso los mantos acuíferos los cargan ellos”, explicó.
Los habitantes de San Miguel Topilejo se encuentran en la misma situación. El desabasto de agua los ha orillado a comprar por lo menos una pipa cada mes por familia.
En ocasiones solicitan las del gobierno, pero se tardan un mes en dárselas a partir de que la piden y se las cobran, a pesar de que son gratuitas. Por cada pipa pagan de mil pesos a mil 200 pesos, explicaron.
En este sentido, Eduardo González Gómez, presidente del Ayuntamiento Indígena Tlahuica de Atzingo, relató en entrevista con Grupo Fórmula que la tala ilegal también ha afectado el régimen de lluvias y durante la temporada de sequía disminuyen los manantiales con los que se abastecen de agua. Incluso algunos han desaparecido.
Esto también ha provocado una reducción en los cuerpos de agua del Parque Nacional Lagunas de Zempoala y escasez del recurso hídrico en Morelos, estado en el que se abastecen de manantiales que se alimentan del Bosque de Agua.
La tala ilegal también ha incrementado los incendios forestales
Otro de los impactos que deja la tala ilegal es el incremento de incendios pues los taladores cortan árboles parejo y dejan zonas “pelonas”, a veces acaban hasta con la hierba.
“No sacan uno por aquí y otro por allá, para que no se vea mucho el daño, sino que van parejo y en donde talan va quedando prácticamente pelón, solamente queda la hierba, si es que a veces queda [...] porque tiran el árbol, producen trozos, los ruedan para sacarlos a donde van a cargar y al rodarse van destruyendo los árboles pequeños, inclusive la maleza, la vegetación”, describió Eduardo González.
Algunos taladores se aprovechan de que ciertas zonas quedaron sin vegetación y los convierten en terrenos de cultivo, sobre todo de aguacate, y eso también es un delito porque cambian el uso de suelo, según el presidente del Ayuntamiento.
El artículo 418 del Código Penal Federal establece que se impondrá una sanción de seis meses a nueve años en prisión y una multa de 100 a 3 mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA) vigente, es decir de 10 mil 374 pesos a 311 mil 220 pesos a quien cambie el uso de suelo en terrenos forestales sin la autorización expedida por la autoridad competente.
Para cultivar, los taladores primero incendian lo que quedó de hierba y árboles pequeños. Lo que en muchas ocasiones provoca incendios.
Los pobladores los combaten mediante campañas de prevención y abren brechas de fuego en la tierra para evitar que el fuego se propague durante un incendio.
Cada año cortan más de 130 mil árboles a través de la tala ilegal
Los pobladores de San Juan Atzingo identificaron que cada día se talan 300 árboles, mientras que los de San Miguel Topilejo indicaron que se cortan entre 100 y 120 que tienen de 100 a 150 años de vida.
Así que anualmente se pierde un estimado de entre 134 mil 400 y 141 mil 120 árboles porque los taladores laboran toda la semana las 24 horas del día. La tala ilegal ha devastado el Bosque de Agua.
En los bienes comunales de San Juan de Atzingo hay 6 mil hectáreas afectadas de las 12 mil que le corresponden de bosque, es decir que el 50 por ciento fue “masacrado” por la tala ilegal.
En el caso de los bienes comunales de San Miguel Topilejo hay 3 mil hectáreas afectadas de las 9 mil que tienen de bosque, lo que equivale a la tercera parte de la zona forestal.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detalló a Grupo Fórmula que la tala no es uniforme y los taladores no afectan superficies compactas, siempre buscan el mejor arbolado en zonas aisladas por lo que han afectado diferentes zonas del Corredor Biológico Chichinauhtzin, el Parque Nacional Lagunas de Zempoala y el Parque Nacional El Tepozteco que en conjunto ocupan una superficie aproximada de 65 mil 754 hectáreas.
Ante esta situación, las comunidades realizan campañas de reforestación. Este año plantaron entre 700 mil y 800 mil árboles en Topilejo, pero en 2022 y 2021 llegaron a un millón, respectivamente.
San Juan Atzingo reforesta en promedio de 300 mil a 400 mil árboles, a veces llega hasta 500 mil.
En 2022, se reforestaron casi 900 mil árboles con apoyo del resto de las comunidades, según el presidente municipal. Lo que se ha convertido en una tradición para los habitantes de la zona porque de esa forma intentan reparar el daño que deja la tala ilegal.
Algunos de los árboles que reforestan se los otorga la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y Probosque, pero en el caso de los bienes comunales de San Juan Atzingo una parte la producen en un vivero comunitario, donde anualmente obtienen de 200 mil a 300 mil árboles.
Eduardo González destacó que la ambición de los taladores es tal que ya están empezando a cortar árboles que reforestaron hace 15 o 20 años y su diámetro es de 15 a 20 centímetros, crecen un centímetro por año.
“Como ya se acabaron los más grandes, pues ahora lo están haciendo con esos”, dijo durante el recorrido de Grupo Fórmula por la zona afectada.
¿Y las autoridades qué han hecho para combatir la tala ilegal?
Cortar árboles sin autorización es un delito, el Código Penal Federal advierte en el artículo 418 que se impondrá la misma sanción a quien desmonte o destruya la vegetación forestal; así como a quien corte, arranque, derribe o tale algún o algunos árboles sin autorización previa.
Asimismo, establece que cuando dichas conductas se realicen con armas de fuego o cualquier medio violento en contra de personas o para obtener un lucro o beneficio económico se impondrá una pena de 2 a 12 años de prisión y multa de 500 a 5 mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización vigente, lo que es igual a entre 51 mil 870 pesos y 518 mil 700 pesos.
No obstante, los taladores continúan devastando el Bosque de Agua y todos los días cortan árboles. Cada año, los habitantes de San Juan Atzingo realizan de 2 a 3 denuncias, en total han realizado de 40 a 60 denuncias.
A pesar de que tienen identificados a los líderes taladores, sus domicilios particulares, así como la dirección de los aserraderos y de que todo lo han entregado a las autoridades, hasta ahora sólo han detenido a un líder talador.
Se trata de Arturo “N”, a quien se llevaron al penal de Almoloya de Juárez. Sin embargo, “Gabriel”, otro de los pobladores de la comunidad que también pidió modificar su nombre, señaló que en la zona del bosque de San Juan Atzingo no hay operativos como los que realizan en Topilejo o Huitzilac.
En este sentido, “Raúl” dijo que están desesperados porque se han acercado a senadores, diputados, presidentes municipales y todos “están dormidos en sus laureles” mientras ellos se enfrentan a la tala ilegal.
Lo mismo sucedió con el exgobernador Alfredo del Mazo. Ante la inacción de las autoridades, los pobladores de San Juan Atzingo aseguraron estar abandonados y opinaron que sólo se acercan a ellos cuando son elecciones.
“¿Dónde está el gobierno? Brilla por su ausencia. Esperamos a la gobernadora Delfina Gómez, esa es nuestra esperanza, que nos apoye, ojalá y que ponga los ojos en este asunto porque está muy delicado, se van a acabar los bosques”, apuntó “Carlos”.
Por este motivo una demanda general de los habitantes de San Juan Atzingo es que la tala clandestina sea considerada como un delito federal grave.
“Todo el mundo ve lo que pasa aquí, en la ciudad de Toluca o en Huixquilucan, [en el Edomex]; en la propia Ciudad de México, lo que es [Magdalena] Contreras, Cuajimalpa, que está pasando lo mismo, ¿en dónde está el presidente que dice que está sembrando vida? Esta fábrica de agua es la que surte a los mantos acuíferos que nos dan agua para tomar, ¿dónde está?, ¿dónde está la 4T que nos venga a ayudar?”, cuestionó “Raúl”.
Por la falta de acciones de las autoridades estatales y federales, los pobladores de San Juan Atzingo buscan convertirse en un municipio del Edomex, ya que actualmente pertenecen a Ocuilan. De esa forma contarían con los recursos necesarios y las corporaciones de seguridad para combatir la tala ilegal de manera interna.
El presidente del Ayuntamiento Indígena Tlahuica de Atzingo aseguró que ya entregaron la solicitud con todos los documentos que les piden y ahora están a la espera de la respuesta.
Los habitantes de Topilejo también han presentado denuncias. Hasta enero de este año llevaban 200 y durante los primeros nueve meses del año acumularon otras 20.
Al respecto, la Profepa detalló a este medio que tienen identificados 62 expedientes de denuncia popular por tala ilegal de 2021 a 2023, de los cuales 53 corresponden a la Ciudad de México, ocho a Morelos y uno al Estado de México.
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