Javier Pato Ávila, padre jesuita, condenó el homicidio de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, hechos ocurridos el lunes al interior de un templo en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en Chihuahua.
Informó que los dos padres acudieron a proteger a una persona que estaba siendo atacada y que buscaba refugio, momento en el que el agresor los asesinó.
"Estos dos sacerdotes acudieron a cuidar la vida de este sujeto que estaba siendo acribillado, y cuando fue uno de ellos a atenderlo espiritualmente, el sujeto criminal lo mató, y cuando fue el otro sacerdote a proteger (...) también lo mataron", narró.
"¿Qué nos queda? La esperanza, para los que tenemos fe, mucha esperanza, dentro de la rabia, del dolor, la desesperación, nadie nos va a doblar, nadie, ninguna bala nos va a callar. Muy inhumano, tremendo", declaró el padre jesuita.
Ávila exigió justicia a todos lo niveles de gobierno por este crimen y demandó que se acabe la impunidad en el país.
"Que cumplan con el encargo que les dimos como ciudadanos, que velen por la sociedad, no por su partido, sus intereses partidistas, eso me da asco, que cumplan con su obligación, que haya justicia y se acabe la impunidad", dijo.
De acuerdo con Jesuitas México, los cuerpos de los sacerdotes fueron sustraídos del templo por las personas armadas que cometieron el crimen. Además, la congregación denunció que la sierra Tarahumara, "como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas".
"Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por personas armadas", señaló.
Violencia desborda al país, dice Arquidiócesis
Gustavo Sánchez Prieto, vocero de la Arquidiócesis de Chihuahua, dijo que el asesinato de los sacerdotes es otra expresión de la violencia absurda e irracional, criminal, que arrebata la vida de tantas personas y amarga la vida de familias en México.
También cuestionó al gobierno federal sobre cuándo terminará la violencia y el país podrá vivir en paz.
"Esta realidad desborda el hecho mismo de ayer. Más que poner el grito en el cielo por lo que ha sucedido ayer, ponemos el grito en el cielo por lo que está sucediendo en nuestro México, la manera en que la violencia sigue desbordada", señaló el padre.
En tanto, la Conferencia del Episcopado Mexicano condenó el asesinato de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua y demandó al gobierno justicia y seguridad para la comunidad religiosa. _Con información de Raúl Alfaro