Hace unos días, el mundo presenció una guerra de 12 días entre Irán e Israel, este último con el respaldo de Estados Unidos. El enfrentamiento dejó muertos en ambos bandos y desató una ola de acusaciones cruzadas. Aun así, hablar de Teherán con profundidad sigue siendo un ejercicio necesario.
En esta segunda entrega de nuestra serie de entrevistas con Ángel Horacio Molina, especialista en Medio Oriente e integrante del Centro de Estudios Islámicos Árabes y Persas "Dr. Osvaldo A. Machado Mouret", el foco se pone en la vida interna de Irán: sus avances científicos, su sistema educativo, la participación activa de las mujeres y la capacidad de un país para resistir y crecer incluso bajo sanciones económicas severas.
Una revolución que también educa
En el relato occidental, Irán es frecuentemente retratado como un país detenido en el tiempo, como un país enemigo o terrorista, si bien todos tienen problemas, también virtudes. Pero esa imagen se agrieta ante datos como este: el 70 por ciento del alumnado universitario son mujeres. “Es una cifra fundamental para entender lo que sucede dentro del país”, afirma Molina.
El investigador dice que el fenómeno no es un accidente ni un gesto aislado, es uno de los frutos sociales más duraderos de la Revolución Islámica de 1979.
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“La revolución extendió el derecho a la educación y a la salud a una franja de la población que nunca había accedido a ello durante el gobierno del Sha. Incluso organizaciones feministas lo han reconocido”, dice el investigador.
Ciencia bajo asedio
Nos dice que con las sanciones y bloqueos como telón de fondo permanente, Irán apostó por el desarrollo interno: “una de las consecuencias tempranas de la guerra con Irak y las sanciones fue el impulso de una industria farmacológica nacional sumamente desarrollada, que en muchas áreas no depende del exterior”, explica el experto.
"Se trata de producir todo lo posible con capacidades propias. Para ello, se han formado cuadros científicos y técnicos de altísimo nivel. Es la única forma de sostener un país que lleva más de cuatro décadas asediado”, afirma.
¿Qué pasa con las mujeres?
Donde muchos ven velo, Molina ve poder: “las mujeres siempre han ocupado un lugar central, primero en la Revolución y luego en la construcción de la República Islámica”. Pero no se trata solo de movilización callejera: hablamos de mujeres ayatolás, con formación religiosa rigurosa, reconocidas como jurisconsultas por sus propios pares, dice. “Esto no se conoce en Occidente, pero existe y es muy importante”, subraya.
Y no es un fenómeno marginal: “Irán tuvo vicepresidentas mujeres cuando en América Latina todavía era raro ver una mujer en altos cargos políticos. Incluso Mahmud Ahmadineyad, tan demonizado, tuvo una vicepresidenta”, recuerda.
Las mujeres también han sido clave en las reformas judiciales: “su papel ha sido crucial para impulsar debates políticos desde adentro, desde lo religioso, desde lo legal. Y no solo para defender sus derechos, sino para abrir discusiones de fondo”.
No todas llevan el mismo velo, pero todas tienen voz
“La discusión sobre el velo muchas veces distrae de los verdaderos debates que atraviesan a la sociedad iraní: el uso del espacio público, la justicia, el poder”, señala Molina. Y recuerda imágenes de 1979 que descolocan cualquier cliché: “Mujeres con chador y ametralladoras sobre camionetas en los primeros días de la Revolución. Eso también forma parte de la historia”.
El feminismo islámico, afirma, es una de las expresiones políticas más ricas de la región. “Las mujeres iraníes que apoyan la República Islámica también son muy activas. Hay una gama enorme de posturas. Algunas quieren reformas puntuales, otras una república más laica, otras cuestionan incluso la legitimidad religiosa del sistema”.
Finalmente, Ángel Horacio Molina sentencia que “nadie que haya estado en Irán o haya leído su literatura política puede pensar que la mujer permanece encerrada. El 70 por ciento del estudiantado universitario son mujeres. Estamos hablando de una sociedad con altísimo nivel de formación femenina. Y eso lo cambia todo".