Los apellidos nos vinculan de una manera directa, aunque a veces confusa, con nuestra familia y su historia, aunque también los hay que innegablemente señalan a personas de la clase alta. Pero, ¿sabías que la proposición "de" no necesariamente representa una favorable posición social? Te contamos.
Y es que durante muchos años se llegó a creer que la persona que poseía esa proposición en su nombre completo era porque pertenecía a la nobleza o que descendía de parientes nobles, quizá debido a que algunas de esas nomenclaturas se originaban de poseer una tierra o un señorío, como doña Isabel Núñez de Sosa o Diego Negrete de Santander.
Esto de acuerdo al artículo Orígenes de los Apellidos Hispanoamericanos, donde Prudencio Bustos Argañaraz señala que la idea de relacionar "de" antes del nombre familiar surgió en Francia; los reyes de este país concedían el privilegio de poder usar el artículo a quienes prestaran servicios a la corona.
El especialista en heráldica señala que debido al afrancesamiento de España y la entronización de la dinastía borbónica, la creencia de relacionar "de" con la clase alta también se trasladó a hispanoamérica.
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Este es el verdadero significado de la preposición "de" antes del apellido
Pero el estudioso Bustos Argañaraz señala que dicha preposición antes del apellido se usaba sólo por su significado en la lengua, ya que se tienen registros de que personas de la clase baja e incluso esclavos llegaron a tener su nombre, "de" y el lugar donde vivían. En otros casos sí hacía referencia a que les pertenecía algún territorio.
Por ejemplo, Juan de Escobar podía o vivir en un sitio llamado Escobar o ser dueño de unas tierras que así se llamaban. De esta manera queda de manifiesto una relación de pertenencia o procedencia entre el nombre y el apellido sin que ser o no ser de clase alta sea determinante.
Lo que significa que "de" no forma parte de cómo se llama a una persona y, según el estudioso, no debería utilizarse al omitirse el nombre de pila al hacer mención de alguien. Así al hablar del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado no se debería decir "de la Madrid fue un mandatario que gobernó de 1982 a 1988", sino "Madrid fue un mandatario...", por ejemplo.
En cuanto al uso de la preposición "de" en el caso de las mujeres que tomaban el apellido de su marido, esta costumbre comenzó a cobrar fuerza hasta mediados del siglo XIX; uno de sus primeros registros data de julio de 1819 en el caso de Josefa Allende de Funes, por lo que aplicarlo a las esposas antes de esas fechas caería en un anacronismo.
Así que en algunos casos tener un apellido con "de" podría resultar de clase alta, pero en otros simplemente se debe a que algún antepasado vivía en tal o cual región.