Si eres uno de los amantes del mezcal, seguro has visto en más de una ocasión que las botellas de este elixir mexicano suelen estar acompañadas de un gusano justo al fondo o, en su defecto, de una bolsita de sal de gusano para degustarlo, pero ¿qué pasa si uno se come el gusano del mezcal?
Aunque muchos conocen al pequeño insecto al fondo de la botella como gusano del mezcal, en realidad se trata de una larva de las palomillas pardas del genero Agathymus y Megathymus, mejor conocidas como chilocuil, chinicuil o tecol.
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Estos insectos pueden ser blancos o rojos, dependiendo de si viven en las hojas del agave o en sus pencas; o de si lo hacen en las raíces del agave, respectivamente.
Mucho se ha especulado sobre la razón de incluir estas larvas en las botellas de mezcal, pues mientras algunos afirman que tiene propiedades afrodísiacas, que puede revelar la calidad del mezcal o mitigar el mal sabor de la bebida, otros afirman que se trata de un mero truco de marketing para hacerlo más atractivo.
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Sin embargo, lo verdaderamente importante es qué efectos tiene este 'gusano' en caso de ser ingerido por una persona.
Muchas leyendas urbanas afirman que el gusano del mezcal está tan saturado en alcohol que comerlo provocaría alucinaciones similares a las que se tiene con el peyote.
No obstante, los especialistas en la producción del mezcal han aclarado que esta teoría, en realidad no tiene mucho sentido, pues como dijimos, la larva vive y se alimenta del agave de donde se obtiene la bebida por lo que su configuración es básicamente la misma.
Lo cierto es que cuando los bebedores de mezcal llegan al fondo de la botella y se encuentran directamente con el gusano de maguey ya han bebido una gran cantidad de mezcal,lo que provocaría la enorme borrachera y las alucionaciones.