Aunque parezca una broma o algo imposible de realizar, la española María Ángeles Durán afirma que es dueña del Sol y busca cobrar a la humanidad por utilizarlo.
La mujer, originaria de Vigo, España, ha causado controversia desde que, en 2010, consiguió un documento legal que la avala como dueña legítima del Sol y no ha parado en buscar una forma para que las personas paguen por su uso.
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“Propietaria del Sol, estrella de tipo espectral G2, que se encuentra dentro del sistema solar, situada a una distancia media de la Tierra de unos 149 millones 600 mil kilómetros aproximadamente”, indica el escrito.
Durán pudo registrar el Sol como suyo al encontrar una laguna legal en el Tratado del Espacio Exterior de 1967, que impide únicamente al gobierno reclamar la propiedad de cuerpos celestes, por lo que en teoría ciudadanos comunes sí lo pueden hacer.
Sin embargo, la mujer tuvo que esperar 365 días para ver si, en los millones de años que tiene brillando, al sol no le salía otro dueño y una vez cumplido el plazo las autoridades españolas le concedieron la propiedad del astro para accionar a conveniencia.
La mujer, que también es escritora, se inspiró mientras trabajaba en uno de sus libros, Una historia de tres tú, yo, y el alzhéimer, pues al navegar por internet, se encontró con la historia de Dennis Hope, estadounidense que en 1980 encontró una laguna legal para reclamar la Luna.
Luego de adjudicarse legalmente el Sol, María Ángeles no perdió la oportunidad de sacar provecho a la situación y en 2013, puso a la venta terrenos en el Sol a través de eBay para que más personas pudieran adquirirlo.
No obstante, el portal le restringió la comercialización al tratarse de un bien intangible y ella optó por demandarlos en su papel de presidenta de una asociación de consumidores y usuarios.
Aunque su demanda contra eBay no resultó fructífera, luego del pleito legal muchas personas amenazaron con emprender acciones legales en contra de la mujer por los daños que el Sol causa en la piel.
Ángeles Durán también es propietaria de la partitura más larga del mundo, 24 mil millones de compases, cuya autoría tiene registrada, y posee en litigio la titularidad del grito de Tarzán.