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Keiko: ¿qué pasó con la famosa orca de Reino Aventura y Liberen a Willy?

Keiko fue la estrella de Reino Aventura por toda una década, hasta que el parque comenzó a recibir miles de cartas para pedir su liberación.

Keiko fue la estrella de Reino Aventura por toda una década.Créditos: Especial
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La orca Keiko vivió cerca de una década en Reino Aventura del Distrito Federal, y se volvió mundialmente famosa en la película "Liberen a Willy", pero aunque logró llenar de felicidad y sonrisas a quienes la visitaban, tuvo una vida dolorosa y un triste final.

Keiko nació en las aguas heladas de la costa de Islandia, donde paso sus primeros 18 meses en libertad y acompañado de su madres, de quien dependía para sobrevivir, pero en 1979 fue capturada en la bahía de Klettsvik en Vestmannaeyjar y vendida al acuario islandés de Saedyrasfnid, donde permaneció tres años junto a otras orcas.

Dos años más tarde, en 1981, fue trasladada al parque de Marineland de Ontario, Canadá, donde fue entrenada junto a otras seis orcas cautivas, con base en el hambre y en las recompensas. En ese sitio, Keiko comenzó a padecer estrés por el encierro y desarrolló infecciones de piel y su aleta dorsal sufrió algunos daños por la falta de movilidad.

Keiko llega a México

En 1985, los encargados del parque pusieron en venta a Keiko y Reino Aventura la compró a un precio de mil 200 dólares, para trasladarla al parque al sur de la Ciudad de México, entonces Distrito Federal. 

De acuerdo con diferentes versiones, la orca tuvo que cruzar ilegalmente el territorio de Estados Unidos para llegar al país porque el gobierno mexicano no tenía los papeles y finalmente cuando aterrizó cerraron el Viaducto Miguel Alemán para llevarla a su nuevo hogar desde el aeropuerto en tan sólo 15 minutos.

En su nuevo estanque, Keiko fue alimentado con 120 kilogramos de pescado diarios y tomaba vitaminas. Además, contaba con cuatro entrenadores, un velador y ocho personas extras a cargo de su cuidado.

Rápidamente, la criatura bicolor se convirtió en la sensación del parque, al que acudían cientos de familias chilangas a visitarla todos los fines de semana y pronto se volvió parte de los álbumes de fotos familiares.

La fama de Keiko creció a tal grado que se lanzaron dos discos interpretados por Lucero con temas relativos al cetáceo y en 1987 participó en el final de la telenovela Quinceañera, en 1990 hizo la película Keiko en peligro y en 1996 tuvo un papel nuevamente en la telenovela Azul.

Con el paso del tiempo, la orca siguió creciendo y el nuevo estanque pronto fue insuficiente, por lo que Ken Balcom, director del Centro para la Investigación de las Ballenas del estado de Washington, intentó comprar a Keiko para reintegrarlo a su hábitat, pero Reino Aventura rechazó la oferta.

Sin embargo, cuando la orca protagonizo Liberen a Willy (Free Willy) en 1993 y sus dos secuelas, debido al éxito internacional que alcanzo, los reclamos por su liberación se incrementaron, pues a los ambientalistas le parecía irónico que la "ballena asesina" que era libre en la pantalla permaneciera en cautiverio en la vida real.

“Se tardó menos de dos horas de pantalla liberar a Willy, pero la batalla para salvar a Keiko ha persistido desde el inicio de la filmación en 1992 y parece ponerse cada vez más difícil. Ambientalistas, biólogos marinos, sus propios entrenadores y los administradores del parque discuten sobre la mejor manera de ayudarle”, indicaba un comunicado del Entertainment Weekly de Estados Unidos en 1993.

A este reclamo se sumaron en 1994 sus propios entrenadores, pues Keiko presentaba infecciones dérmicas y de aleta, sus dientes estaban dañados debido a las mordeduras que realizaba a las orillas de la piscina, y presentaba ansiedad patológica.

Su esperanza de vida se reducía rápidamente y su aleta dorsal se encontraba doblada por la falta de uso. 

¡Adios, México!

Fue ese mismo año cuando surgió la Fundación para Liberar a Willy–Keiko, creada por sus entrenadores en asociación con la Warner Bross y por los activistas ecológicos de Earth Island Institute. La fundación recaudó 20 millones de dólares para liberar a Keiko, pero en 1995 Reino Aventura decidió donar a la orca, pues recibía mil 500 cartas quincenales solicitando la liberación de la ballena.

Luego de una ardua planeación, en 1996 la ballena que cautivó a los capitalinos salió de Reino Aventura en medio de un operativo de seguridad y televisivo que fue transmitido en todo el mundo, y en el que participaron cientos de niños que despedían a una parte importante de su infancia.

Como parte de su proceso de liberación, Keiko viajó en avión hasta el Oregon Coast Aquarium de Newport en Estados Unidos, donde se construyó una enorme piscina que emulaba el mar para rehabilitar a la orca y finalmente poder devolverla a su medio natural.

Luego de 14 años sin tener contacto con el agua marina, Keiko comenzó a sanar sus heridas de piel y aumentó de peso. Además, aprendió a comer peces vivos, con los que jugaba y regalaba a sus entrenadores, pues su instinto de caza no estaba desarrollado.

En 1997 se decidió regresar a Keiko a su lugar de origen en una zona enrejada y tras recuperarse de algunas enfermedades, fue finalmente liberada el 11 de julio de 2002, convirtiéndose en la primer y única orca liberada tras su cautiverio.

Keiko, la vida en libertad

A pesar de todos los esfuerzos por liberarla y devolverla a su hábitat natural, Keiko no logró socializar con las otras orcas, pues no había desarrollado el lenguaje de los grupos nativos, lo que la llevo a buscar la compañía de los humanos para interactuar por lo que permaneció buscando barcos.

Debido al rechazo de las otras orcas, Keiko tuvo que regresar ese mismo año a la Bahía de Taknes con sus entrenadores, donde falleció en 2003 cuando sólo tenía 27 años, a pesar de que una orca puede llegar a vivir 75 años en libertad años y 60 en el caso de los machos.

De acuerdo con las autoridades del municipio de Halsa, Keiko enfermó de un ligero resfriado y murió.

Los intentos de devolverla al mar, concluyeron con su muerte y un funeral en tierra, símbolo del fracaso por reintegrar a la orca a su hábitat natural.