Aunque en diferentes tiempos y circunstancias, de la mano de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, México experimentó uno de los periodos más convulsos en materia económica y financiera.
A la confrontación con la clase empresarial y obrera del echeverrismo al boom petrolero, el país se sumió en descalabros económicos que terminaron por quebrar al sistema bancario y al de una robustez del Estado en el sector industrial sin generar verdaderos rendimientos.
En el úlitmo tramo de los años 80, Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari trataron de encauzar los esfuerzos de sus administraciones para estabilizar a México, industrializarlo y ponerlo en el mapa comercial de cara al nuevo milenio.
Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia de México se inauguró una nueva época en la clase política de México, la de los tecnocrátas o el grupo compacto, que provenían de las principales escuelas de Estados Unidos como Harvard o Princeton y laureados en administración pública y economía.
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En su sexenio Jaime Serra Puche se hizo cargo de la secretaría de Economía, Pedro Aspe, de la secretaría de Hacienda y Ernesto Zedillo Ponce de León, de la secretaría de Programación y Presupuesto.
Con esta educación, Salinas de Gortari instauró el liberalismo social. No es casualidad que su administración estuviera cimentada en la modernidad de tal suerte que su proyecto político fue económico y las relaciones con el exterior también lo fueron.
Con esta circunstancia, Salinas de Gortari junto a George Bush en la Presidencia de Estados Unidos y Brian Mulroney, primer ministro de Canadá, comenzaron las negociaciones de un tratado de libre comercio con México.
"No queremos ayuda, queremos comercio y comercio liobre y tener un mejor desarrollo del país, en la región y que esta region recupere la competitiviodad frente a otras regiones como la europea o la de Asia", destacaba en aquel entonces Salinas.
Al sueño de modernización económica, resultaron importantes las figuras de Fidel Velázquez, líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la clase empresarial quienes desde el inicio de la administración salinista apostaron por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento Económico (PECE).
Fue en novimebre de 1993, ya con George Clinton en la Presidencia de Estados Unidos, que los Congresos de los tres países aprobaron los lineamientos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y que entraría en vigor el 1 de diciembre de 1994.
Hoy, TLCAN cumple 30 años de existencia. A lo largo de tres decádas, la integración económica de las naciones de norteamérica han permitido que México avance se consolide como una potencia exportadora y como el primer socio comercial de Estados Unidos.
Por ejemplo, en los úlitmos año, México exporta ha Estados Unidos principalmente automóviles, maquinas para la industria, autopartes, petróleo, entre otros.
Hasta 2022, Estados Unidos se ha mantenido como el principal socio comercial de México con un comercio de 145 mil 888 millones de dólares, lo que representa el 81 por ciento del total del comercio exterior mexicano, seguido por Canadá, que importó productos mexicanos con valor de 5 mil 159 millones de dólares.
Sin embargo, la liberalización de la economía en México provocó una precarización del empleo, un bajo crecimiento económico, abandono del campo y capacidades productivas de la agroindustria y un aumento de la migración, lo que generó problemáticas con Estados Unidos.
La mutación al T-MEC: AMLO y Trump
Con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y Andrés Manuel López Obrador en México, se planteó la necesidad de renovar los lineamientos del libre comercio entre las tres naciones.
Trump consideró que la vigencia del TLCAN, de 25 años al momento de su llegada al poder, era injusto y poco benéfico para la economía estadounidense, por lo que planteó la salida de su país del tratado o renovarlo de manera radical.
A diferencia del TLCAN, el T.MEC impulsó la fabricación de automóviles en los tres países con el fin de dejar a los autos libres de aranceles, lo que requiere que el 75 por ciento de las partes sean hechas en Canadá, México o Estados Unidos.
A la par, se fortalecieron las leyes laborales con un capítulo sobre Trabajo que exige que las partes adopten y mantengan, en la normativa y en la práctica, derechos laborales reconocidos por la Organización Internacional del Trabajo, (OIT), que apliquen debidamente sus leyes laborales y no renuncien a sus leyes laborales ni las deroguen.
También se incluyeron nuevos beneficios para el sector tecnológico, en un capítulo sobre comercio digital que no era parte del TLCAN original.
Además, el acuerdo fortalecerá la protección de los derechos de propiedad intelectual estadounidense, mientras permite “puertos seguros” para los proveedores de servicios de Internet, que involuntariamente distribuyan material pirateado, según Estados Unidos.