Rocky no necesita palabras para cumplir su deber. Un gesto sutil de su manejador basta para activarlo: él corre con precisión hacia un vehículo simulado, lo olfatea con determinación y se sienta junto a la llanta trasera.
Este acto significa que acaba de localizar pólvora en el vehículo, oculta como parte de una demostración de sus capacidades.
Rocky, un pastor belga de 2 años, es un agente de la Unidad K9 de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) en Ciudad Juárez.
Como él, hay otros diez ejemplares caninos que integran la unidad K9 de la SSPE en el estado de Chihuahua, especializados en detectar drogas, armas, explosivos, intervenir en detenciones, pero también para atacar si es necesario.
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Benjamín Solís, coordinador operativo de la zona Norte de la Subsecretaría de Despliegue Policial de la SSPE, platicó a Radio Fórmula Juárez que cada uno de estos agentes caninos trabaja en conjunto con un oficial que funge como su manejador, formando lo que se conoce como binomios caninos.
A pesar de que la labor de los agentes caninos requiere de adiestramiento y rigor, también son seres amorosos, pues cada que realizan una actividad bien, son recompensados con un juguete, los cuales, en ocasiones, no quieren soltar.
El equipo K9 de Chihuahua
El oficial refirió que de los 11 binomios con que cuenta la corporación, tres operan actualmente en Ciudad Juárez y el resto en la ciudad de Chihuahua.
Aunque su labor no se limita a situaciones extraordinarias: están activos durante todos los turnos y pueden ser requeridos en eventos masivos, cateos o cuando se tiene sospecha de la presencia de narcóticos o explosivos.
Cada ejemplar tiene una especialidad, ya sea en detección de narcóticos como mariguana, cocaína, cristal o heroína; en búsqueda de armas; detección de explosivos o intervención táctica.
Explicó que estos equipos además patrullan de forma regular las calles en unidades especialmente adaptadas para su transporte y bienestar, con espacios climatizados y áreas seguras que les permiten desplazarse listos para entrar en acción.
“Dentro de los ejemplares que tenemos, cuentan con obediencia básica. Tienen adiestramiento para localizar armas, explosivos. Tenemos también perros de ataque y están especializados en búsqueda de narcóticos”, dijo.
El entrenamiento de los agentes caninos
Solís indicó que el proceso para formar a un agente canino no es inmediato, ya que el entrenamiento inicial toma entre dos y tres meses, durante los cuales el perro y su manejador aprenden a trabajar como una sola unidad.
Sin embargo, la capacitación no termina ahí: a diario dedican tiempo a practicar juntos, reforzando el vínculo y la disciplina que los vuelve efectivos en campo.
Su vida laboral suele durar entre cinco y siete años, por lo que, una vez concluido ese periodo, los perros son retirados del servicio y, en muchos casos, adoptados por los mismos oficiales con los que trabajaron, cerrando así un ciclo de compañerismo y servicio.
Aunque su presencia suele pasar desapercibida para la mayoría, los binomios caninos de la SSPE representan un componente crucial en la seguridad pública del estado.
Silenciosos, disciplinados y certeros, estos perros detectan peligros ocultos, pero también simbolizan la confianza mutua entre especie y humano, un vínculo de forma distinta, eficaz y con un mismo objetivo: proteger a la comunidad.