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CORONAVIRUS

El COVID-19 ya mató a más mexicanos que la Gripe Española de 1918

En 1918, la gente moría en cantidades espantosas y los panteones estaban desbordados; 100 años después la situación se repite.

Créditos: Pixabay y Cuartoscuro
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El COVID-19 mató ya a 300 mil 101 personas en México, mismo número de vidas que arrebató al país la gripe española de 1918, catalogada como una de las pandemias más devastadora de la humanidad.

Sin embargo, hacer una comparación entre las muertes causadas por la gripe española y el COVID no es tan sencillo. En 1910, México tenía una población de apenas 15.1 millones de habitantes, mientras que para 2020 se contabilizaron poco más de 126 millones. 

Si bien esas 300 mil muertes pesan más en una población menor, el virus SARS-CoV-2 es, sin duda, más letal.

¿Gripe española o COVID?

Teatros, cines, iglesias, restaurantes, clubes nocturnos y escuelas cerradas; uso de cubrebocas, evitar saludos de mano y no salir de casa; no velar a los muertos y optar por la incineración; hospitales desbordados, gente muriendo en la calle y panteones al tope; terror.

Estas no son características del COVID. Fue lo que ocurrió en México durante la gripe española y que se replicó poco más de 100 años después.

La  ‘peste roja’, ‘muerte púrpura’ o ‘trancazo’, como se  le  conoció en México a la gripe española -la cual se cree se originó en Estados Unidos-, llegó al país en abril de 1918.

De acuerdo con los registros históricos, la gente moría en cantidades espantosas y los panteones estaban desbordados. Las personas velaban a sus muertos en la calle a la espera de la Gaveta, como se le conocía a un vehículo que recogía a los difuntos para llevarlos al cementerio.

Aunque oficialmente, de acuerdo con la UNAM, se habla de 300 mil muertes, se cree que el virus la influenza H1N1 mató a medio millón de mexicanos. 

En el caso del COVID, además de las muertes confirmadas, se tienen 13 mil 658 sospechosas. Y el número crece si se considera a las personas que mueren en su hogar o sin ser diagnosticadas. “De lo que se ve, la epidemia es ocho veces más grande”, estimó Hugo López-Gatell, subsecretario de salud, en abril del 2020. 

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, hasta noviembre del 2021, habían en el país 448 mil 633 muertes asociadas al COVID, un 69.6 por ciento más de las comunicadas oficialmente hasta ese día. Siguiendo con esa tendencia, al día de hoy, las defunciones por este virus habrían sobrepasado ya el medio millón de mexicanos.

A pesar de las similitudes entre estas dos pandemias, “los avances médicos y la oportunidad diagnóstica ayudaron mucho a que en esta ocasión el COVID no tuviera tanto impacto en términos de mortalidad”, señaló Alfonso Vallejos Parás, especialista en Salud Pública de la UNAM.

Las vacunas, dijo, también jugaron un papel fundamental. Pues mientras que ahora se cuenta con al menos 12 tipos de antígenos contra el SARS-CoV-2, en 1918 no se contaba con ninguno.

Pero “cada virus es distinto, y el COVID se ha comportado de una forma rara”, aseguró Vallejos Parás. 

Las muertes provocadas por el virus de la influenza H1N1 de la gripe española se debieron, en gran medida, a sobre infecciones con bacterias y neumonías. El SARS-CoV-2, a pesar de ser un virus respiratorio, ha demostrado ser capaz de dañar al sistema nervioso central, cardiovascular, endocrino y renal.

“El COVID es una enfermedad que no habíamos visto, que no tiene los parámetros de otras enfermedades”, aseguró el epidemiólogo y profesor de la UNAM Vallejos Parás. “Desde mi punto de vista, realmente ha sido una enfermedad nueva en todos los sentidos”.

SARS-CoV-2, ¿el virus más letal del último siglo?

Nariz, garganta y pulmones afectados es lo esperable en un virus respiratorio, pero el COVID parece ser más que una gripe estacional, pues se ha demostrado que puede provocar daños irreparables en el cerebro, sistema circulatorio, corazón y riñón. 

Desde afectaciones en el cerebro similares a las que causan enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer y el Párkinson, hasta infertilidad masculina y disfunción sexual es de lo que ha demostrado ser capaz el virus SARS-CoV-2.

Si bien la gripe española mató en ese entonces aproximadamente al 2 por ciento del total de la población en México y el COVID, hasta ahora, apenas al 0.23 por ciento, “si nos equiparamos en igualar condiciones, probablemente estaríamos hablando que quizá este virus (el SARS-CoV-2) sea más letal inclusive que en su momento lo fue el H1n1”, explicó Rafael Bojalil, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la UAM Xochimilco.

De acuerdo con el especialista, hasta el momento se han descrito más de 100 signos y síntomas diferentes causados por el nuevo coronavirus, estos, sin considerar al llamado COVID prolongado.

En uno de los estudios más grandes llevados a cabo para analizar el COVID persistente, publicado en agosto de 2021 en The Lancent, se descubrió que de 120 mil pacientes, la mitad sufría al menos de un síntoma persistente -como el cansancio, dolor muscular, confusión y falta de respiración- un año después.

“Si hubiéramos tenido el contexto de 1918, muy probablemente estaríamos hablando de una mayor mortalidad (por COVID) de la que tenemos ahora”, aseguró Bojalil.

Después de 100 años, no aprendimos nada

Sin embargo, a pesar de los grandes avances médicos y científicos con los que cuenta el mundo actualmente, “parece que no aprendimos gran cosa de la pandemia de hace 100 años”, opinó Héctor Javier Sánchez, epidemiólogo del Colegio de la Frontera Sur del Conacyt.

Para el investigador, un siglo después de la gripe española, la creación de vacunas es la gran solución al COVID que el virus H1N1 no tuvo en su momento, pero también puede ser la perdición en esta nueva pandemia si se continúa con las mismas prácticas egoístas registradas en pandemias anteriores.

Esto, dijo, debido a que no sirve de nada que países hayan vacunado a casi el total de su población si hay otros que no cuentan con ninguna vacuna, situación que deja el camino libre al virus SARS-CoV-2 para seguir mutando.

Actualmente, países de primer mundo como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Australia han vacunado a casi o más del 70 por ciento de su población, mientras que otras naciones como Nigeria, Etiopía, Uganda y Sudán no alcanzan ni el tres por ciento.

Todos estos últimos países pertenecen al continente Africano, en el cual se identificó por primera vez Ómicron, la nueva variante del COVID que ha demostrado ser mucho más contagiosa que sus antecesoras.

Otro grave error en el que ha caído México es no vacunar a los menores, “porque si no se vacunan, podemos generar una presión selectiva sobre el virus y podemos estar generando una variante que afecte a niños y eso sería catastrófico”.

“Parece que no hemos entendido que vacunar a todo el mundo es lo que tenemos que hacer”, dijo. “Si dejamos gente sin vacunar, siempre existe el peligro de que ahí se generen nuevas variantes que puedan llevarnos a un escenario de volver al día uno”.